
Hay una mujer sola
extraña un par de manos esquivas.
Trata de mirar el cielo:
esa lluvia que puede con todo
ese cielo gris que insite con la penumbra.
Odia los recuerdos.
La carcomen esos sueños qie quedaron allí,
en sueños.
El,tan lejos y tan frío.
Ese amor de ella y su espejo.
Nadie percibe que día a día la distancia es un abismo.
Ya no duele.
Solo carcome y la deshace.
Ella no sabe.
Ella no mira sus ojos tan secos.
Ella se muere y de a ratos se ríe.
Sola, son risas inventadas.
El sigue allí sin verla,
sin olvidarla,
extendiéndole la mano equivocada.
Con esa misma mirada
decidido a abandonarla...
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